Cocinar en casa tomando un cuba-libre es perfecto. Hay buenos rones para esto. Yo uso Cacique 500 porque su sabor y envejecimiento me encantan. Además, mi hija trabaja en la empresa que lo distribuye y eso le agrega mas valor. Ahora bien, si de ron añejo se trata, hay uno que siempre está en casa, que no pecamos usándolo para el cuba-libre y que gana medallas de oro cuando compite con los mejores del mundo, el extraordinario Ron Santa Teresa 1796.
Terminaron los Juegos Olímpicos, evento que nos mostró lo mejor del deporte en el planeta. Como sabemos, Venezuela logró 3 medallas que estoy convencido fue a punta de gran esfuerzo y mucho pulso de los atletas galardonados. Pero pasadas éstas, me reconforta saber que hay otros atletas, quizá en el anonimato, que ponen al país muy en alto, incluso recibiendo medallas de oro, como es el caso de la gente de Ron Santa Teresa.
Ya tiene tiempo cosechando premios por su alta calidad, aroma y gusto en el paladar de los amantes del buen beber el Ron Santa Teresa 1796. Aun con la terrible situación económica y social que vive Venezuela, esta empresa ha logrado posicionar sus marcas en el mercado internacional y en el local. Hoy por hoy, si vas a alguna licorería, bar o restaurante en Madrid, New York, Londres, Miami o San Francisco, entre otras más de 30 ciudades, encontrarás las variedades de Ron Santa Teresa incluyendo el más galardonado, el 1796.
Los premios del Ron Santa Teresa
Para ganar esas medallas o premios, la empresa se ha soportado en el conocimiento, investigación y desarrollo de sus productos. Con una tradición de más de un siglo, allí se destila la caña de azúcar para hacer al que le dicen «El ron de Venezuela». El trabajo de mercadeo y ventas que realiza la firma está en manos de excelentes profesionales, que paso a paso han sabido colocarlo en el mercado internacional como el ron preferido por muchos (http://elclarinweb.com/marcas-y-negocios/rones-santa-teresa-recibio-5-medallas-doradas).
Así como con Cacique tengo una conexión a través de mi hija, debo confesar que con Santa Teresa también me conectan personas a las que estimo mucho.
Mi amigo Humberto Sánchez es uno de ellos, que además de excelente profesional, toca varios instrumentos musicales, le mete a la mixología, al sibarismo y es un magnífico cuenta cuentos. El hombre es uno de los responsables de la expansión internacional de Santa Teresa. En Miami no hay supermercado, licorería, bar o restaurante que se respete, en el que no se consiga el Santa Teresa 1796. Mi esposa y yo estamos convencidos que es producto del trabajo del equipo al que pertenece Humberto.
El proyecto Alcatraz de Ron Santa Teresa
Titi Baptista, socio de mi yerno, publicista y gran jugador de rugby por años, es el otro amigo que me conecta con Santa Teresa. Resulta que Titi es una de las figuras mas vistosas de la campaña publicitaria de esta marca apareciendo en algunos medios audio visuales sin un diente. ¡Demasiado cómico! Una de las frases que usan en la campaña «Jugamos rugby, hacemos ron» fue la que captó mi interés para conocer el vínculo que encontró la empresa entre el deporte (rugby) y el ron (trabajo en equipo), el «Proyecto Alcatraz» (https://www.youtube.com/watch?v=sR2PzxdWLgs)
Jugamos rugby y hacemos ron
Este proyecto persigue apartar a jóvenes del municipio aragüeno José Rafael Revenga del mundo de las drogas y la delincuencia. Drogadictos y matones de barrio han pasado por el proyecto en el que, además de recibir formación en valores, educación para el trabajo, asistencia psicológica y trabajo comunitario, practican y juegan rugby. Este deporte de villanos jugado por caballeros fue el instrumento perfecto para transmitir los valores que necesitaban estos jóvenes. En el rugby los valores se resumen en cinco: respeto, disciplina, trabajo en equipo, humildad y espíritu deportivo.
Reconocido como caso de estudio y mejor proyecto de inclusión social por instituciones de gran prestigio, como el Harvard Business School, Banco Mundial y Beyond Sports, recientemente recibió mención especial en el Premio de DDHH de la embajada de Canadá en Venezuela.
En su afán de cambiar la realidad social de su entorno más cercano hace pocos años, Alcatraz inició un programa para introducir el rugby en los centros penitenciarios. Hoy por hoy, en el Penal de Tocorón, uno de los recintos carcelarios más terribles de Venezuela, se han conformado equipos de rugby con varios de los presos que allí se encuentran.
Los logros del Proyecto Alcatraz
Leyendo un poco sobre lo alcanzado por el proyecto, antes de Alcatraz el rugby en Venezuela se practicaba en las universidades. Ahora los equipos de alcatraces juegan con los de las universidades, hay varios alcatraces en la selección nacional sub 18 y otros en la categoría senior. Una razón más para pensar que proyectos como ese son la representación ideal, a mi manera de ver, de la conexión entre las necesidades de cambio profundo de una sociedad y los valores de una empresa que persigue la excelencia en todo el sentido de la palabra. ¡Bravo por eso. Aplaudo de pie!
Se que nada de lo anterior es una primicia. El Proyecto Alcatraz tiene 13 años desde que comenzó a dar sus primeros pasos, Humberto lleva un mínimo de 6 años trabajando en la empresa, Titi pasa de 10 años siendo publicista y aun más jugando rugby y la Hacienda Santa Teresa tiene 220 años cultivando caña de azúcar en los valles de Aragua. Y entonces, ¿por qué escribir de asuntos ya conocidos? Porque para este servidor es un placer encontrar y describir los lazos que conectan a gente como Humberto y Titi con empresas que persisten en la pasión por el trabajo y el respeto a la humanidad. Es por esto que en mis olimpiadas particulares le otorgo la medalla de oro a… los que juegan rugby y hacen el «Ron de Venezuela».